El aceite de oliva, está considerado un producto único desde hace siglos. Posee grandes propiedades y por esta razón es utilizado en campos como el de la medicina tradicional, la alimentación o como combustible. Pero este producto, posee singularidades que quizás no conocías.
Para poder distinguir los diferentes aromas del aceite de oliva en una cata, debe tratarse de un AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra). Cuando sea realizada la cata con AOVE, este debe estar templado, a una temperatura de unos 28 grados centígrados. De esta manera, el aceite desprenderá toda su esencia.
Por sus características, el aceite de oliva es reutilizable, si no se calienta a gran temperatura. Resulta una de las grasas vegetales más estables al calor. Por las razones antes mencionadas, cuando se fríen alimentos con aceite de oliva, las cualidades de los alimentos cocinados, se mantienen mejor.
En contra de los que opina la mayoría, con el aceite de oliva, a mayor acidez, el producto tendrá mayor calidad. La acidez se traduce en una aceituna más sana, que se ha protegido en el momento de la elaboración, evitando golpes y fermentaciones anteriores.
Para elegir un AOVE, debemos centrarnos en el uso que le vamos a dar. Los más suaves, es aconsejable utilizarlos para elaborar repostería, tortillas y tempuras. Sin embargo, los de sabor más contundente se utilizan para acompañar ensaladas o gazpachos fríos y también en la preparación de guisos, para aportarles sabor.
El índice de peróxidos nos desvelará la oxidación inicial de un aceite. Un índice alto, nos dirá que el aceite se oxidará pronto y por lo tanto, se producirá una pérdida de calidad en el producto. Un índice bajo, puede querer decir dos cosas, que el aceite es joven o que está oxidado
La palabra “óleo” proviene del latín “óleum” y significa jugo de oliva. Mientras que la palabra aceite proviene del árabe “az-zait” y significa, zumo de oliva. Esto quiere decir que etimológicamente estas dos palabras significan lo mismo.
Cuando el aceite está etiquetado como Aceite de Oliva, contiene aceites refinados. Esto significa que la calidad disminuye con respecto al AOVE.
A través de un estudio realizado en la Universidad Autónoma de Barcelona, el Aceite de Oliva, reduce las posibilidades de contraer cáncer de mama. También previene la aparición de otros tipos de cáncer relacionados con el aparato digestivo, como el de colon, gracias a la piel de la aceituna.
El Aceite de Oliva contiene entre un 65% y un 85% de ácido oleico. Este elemento ayuda a disminuir la cantidad de colesterol en las arterias.
El consumo de aceite de oliva, reduce las posibilidad de sufrir infarto de miocardio, según un estudio en la Facultad de Medicina de la URV (Rovira i Virgili). Esto se debe a su contenido en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, así como en antioxidantes.
Un estudio realizado también en la URV, demuestra que para reducir la diabetes tipo 2, es más aconsejable llevar a cabo una dieta rica en AOVE, que una dieta baja en grasas.